El terremoto sufrido en Japón y el posterior tsunami no sólo han abierto la tierra y el mar, llevándose dolorosamente a miles de almas, también han abierto nuevamente el debate nuclear a nivel mundial. Yo no soy una experta nuclear, quede claro el punto, ni tan siquiera soy una de las cientos o miles de periodistas que a diario nos inundan con sus sesudas opiniones, sólo soy una ciudadana que expresa sus opiniones de la misma forma que cualquier otra persona puede hacerlo. Al hablar de energía nuclear hay que tratar 4 puntos que se encuentran totalmente entrelazados: Mentiras. Barata. Limpieza. Seguridad.
Mentiras: Llevamos más de una semana escuchando a expertos hablar y sólo saco en claro que los intereses a proteger son desmesurados. Japón afirma una cosa y al instante es cuestionada desde Francia, Alemania o los Estados Unidos. Si en Francia, país en el que el 75% de la energía consumida proviene de centrales nucleares, se creará un movimiento antinuclear fuerte se vería colapsada. Quizás una media verdad no sea tan dura como una mentira, pero no termina de ser una verdad. Desde Japón dijeron al mundo que no ocurría absolutamente nada y por desgracia hemos asistido a un melodrama en directo. En el momento en que algún experto decía que algo no iba a ocurrir, ocurría, reactor a reactor han tenido problemas y aún hoy siguen sin tener el control de toda la planta. Nos hemos enterado, o nos hemos querido enterar, de que varios empleados de Tepco, la compañía propietaria de la central de Fukushima, ya avisaron de que la central había sufrido problemas que no se hicieron públicos, e incluso un trabajador de General Electric dimitió al creer que el reactor número 1 de Fukushima estaba totalmente trucado.
Barata: El principal argumento a favor de la energía nuclear es lo muy barata que resulta en comparación con las energías alternativas o renovables. No es cierto. Tanto las energías renovables como la nuclear están subvencionadas en España. La diferencia es que las empresas de energías renovables son transparentes y las nucleares no. La energía nuclear no es más que otra parte del inmenso monopolio que es el sector energético en España. Ninguna empresa española sería capaz de construir una central nuclear sin subvenciones, entre otras cosas porque harían falta más de diez años en amortizar su gasto. La energía nuclear no es barata ya que en España, al menos, hay que comprar a dos ex presidentes y colocarlos en la insustancial figura de “consejeros”, resulta aún menos barata cuando ya se empieza a tantear a un más que probable futuro ex presidente. Según UNESA (Unión Nacional de Empresas S.A.) el precio de la electricidad es más barato en España que en Francia o Alemania, a pesar de que en Francia el 75% de la energía es producida por centrales nucleares y a pesar de que Alemania tiene muchas más centrales que en España. El supuesto bajo coste de energía nuclear sólo favorece a las empresas, no a los usuarios. Además hay que añadir el dinero que el gobierno destina anualmente a los ayuntamientos acogidos a los planes de emergencia nuclear, un total de 2’1 millones de euros en 2011. Las empresas que gestionan centrales nucleares ni siquiera piensan en sustituir centrales de más de 30 años, como la de Garoña, si no que, aún corriendo el riesgo de usar centrales antiguas, pretenden amortizarlas a tope.
Limpieza: La energía nuclear no produce CO2, eso es cierto, no altera el medio de vida de ningún animal y tampoco parte en dos a cualquier pájaro que vuele despistado, por desgracia, como hemos visto a raíz de los problemas de Fukushima, se pueden crear nubes tóxicas que son capaces de avanzar más de 8300 kilómetros, la distancia entre Japón y San Francisco, dónde han aparecido las primeras partículas atómicas provenientes de la central de Fukushima. Ante una fuga radioactiva los alimentos deben no consumirse, al igual que en estos momentos ocurre con parte de las cosechas, carne y pescados de Japón (en las zonas afectadas) Si una placa solar tiene un problema no es necesario evacuar a todo ser humano a 200 kilómetros a la redonda. Tampoco podemos olvidar que el tratamiento de residuos está totalmente subvencionado, hasta tal punto que no son las empresas las que se encargan de ellos, de nuevo es el estado el que tiene que pagar a países como Francia para que se encarguen de los residuos.
Seguridad: Al principio del artículo he dicho que no soy una experta en energía nuclear, por el contrario, Yuli Andreyev si lo es. Él fue vicedirector del Spetsatom, el organismo soviético encargado de la lucha contra accidentes nucleares y pasó cinco años en Chernóbil, expresaba lo siguiente sobre seguridad al diario La Vanguardia: “Quienes diseñan centrales nucleares están pendientes de dos cosas: seguridad y coste. El problema es que la seguridad cuesta dinero. Si gastas demasiado en ella la central nuclear no es competitiva”. Quizás eso explique porque en un país con alto riesgo sísmico como Japón tenía una central nuclear a la orilla del océano, el terreno era mucho más barato, también era mucho más barato no enterrar los generadores de energía… Hoy mismo, día 21 de marzo de 2011, se está celebrando el juicio contra el jefe de explotación de la central nuclear de Ascó y contra el inspector residente del consejo de seguridad nuclear por un delito contra la seguridad colectiva por exposición de radiaciones ionizantes debida a una imprudencia grave. La central emitió particular radiactivas en noviembre de 2007 y no se informó hasta abril de 2008, ni siquiera se cancelaron las visitas de colegios a la central. El 23 de junio de 2009 Greenpeace asaltó la central nuclear de Nordenham, Alemania, y el 15 de febrero de 2011 ecologistas de Greenpeace asaltaron la central de Cofrentes y realizaron pintadas en una torre de refrigeración. ¿Y si en vez de ser ecologistas hubieran sido un grupo terrorista? La seguridad falló en ambos casos.
Desde mi punto de vista la energía nuclear no es una opción, creo que si todo el dinero que se emplea para mantenerla con vida se invirtiera en investigación y desarrollo, en nuevas energías y tecnología, nos iría mucho mejor.
De Sonya Back para Think Tank DC*
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