viernes, 17 de febrero de 2012

Los Luditas no tenían razón

A principios del siglo XIX, en los albores de la revolución industrial surgió un movimiento sindical-terrorista llamado Ludismo. Para justificar sus medios extrajeron una teoría que todavía unos siguen utilizando. Su ideología se basaba en tratar de destruir todas las máquinas, de todas las fábricas. Según los Luditas las máquinas acabarían con el proletariado, eliminándoles de todo trabajo posible. Con más máquinas menos trabajo. Hoy esta idea, (aunque no llevando a cabo tal destrucción, pues cada vez está menos generalizada la idea de que el fin justifica los medios) sigue predominando en las clases proletarias, sindicales, izquierdistas, ciertas ramas socialistas y nos atreveríamos a decir en el resto de analfabetos económicos. 

Pasemos analizar si los Luditas tenían razón o no tenían razón. Y lo haremos de forma gráfica y mediante ejemplos. Además nos haremos eco de la historia económica mundial y luego haremos una perspectiva basándonos en ella. Empezamos centrándonos en la situación económica antes de la Revolución Industrial. La mayoría de las familias se dedicaban al sector primario. Grandes necesidades de mano de obra, ausencia casi total de capital físico. No había sector industrial y ni que decir tiene sector servicios. La duda comenzó a radicar con la llegada de la Revolución Industrial, donde antes araba una mula o un buey con todos los miembros de la familia tirando de él y  a  su vez esparciendo el grano o recolectando la cosecha, ahora un solo tractor junto con una persona que lo conduzca, era capaz de realizar todas esas tareas. Para conseguir el mismo resultado necesitabas ahora menos esfuerzo humano. 

Las alarmas habían saltado. ¿Dónde iban a trabajar ahora el resto de miembros de la familia? ¿Qué pasaría con el conductor del tráctor? ¿Cuantas horas trabajaría? Si trabaja muchas horas, el resto de familias no podrían tener su tráctor pues el que tuviera el mismo se encargaría de las labores. Habría familias que ni si quiera un miembro tendría trabajo. ¿Entonces como me voy a comprar el tráctor si no tengo dinero con que hacerlo? Es por esto nos planteamos si los Luditas tenían razón. Si en consecuencia a las innovaciones (con más máquinas, más tecnología) tendríamos menos puestos de trabajos disponibles y nos iríamos poco menos que abocados a la ruina. 


De todas todas los Luditas no tenían razón. Los Luditas no estaban en lo cierto. Con más máquinas más puesto de trabajo, mejores salarios, de más calidad, más remunerados. Ponemos el ejemplo de la familia de agricultores. Con las rentas sobrantes de años anteriores adquieren el tráctor. Un miembro de la familia se dedica a llevar el volante de la máquina a sus manos. El resto de miembros (pongamos que son 4, un matrimonio y sus dos hijos) se podrían dedicar a otras labores y en cambio su renta sería como mínimo la que anteriormente se obtenía además en menos tiempo y de forma menos costosa. Tendrían una mayor calidad de vida, y podrían incluso dedicarse a trabajar en una fábrica. La familia que antes se dedicaba solo a la agricultura, con unas rentas dudosamente sostenibles, ahora tenían suficientes excedentes como para que los hijos llevaran una vida propia. Si en cambio la familia no hubiera tenido el suficiente dinero ahorrado como para adquirir la máquina agricultora, no estarían en la mísera pobreza y abocados nuevamente al método de supervivencia de la mula y el buey. En este caso la familia podría encargar las labores a una familia o a un propietario que sí posea el tráctor. Los Luditas no tenían razón en esas aseveraciones. Pues no es cierto que con más máquinas eliminemos a los trabajadores para abocarlos a la ruina, sino que gracias a la inversión en tecnología, las familias agricultoras re-colocaron su fuerza obrera  en una nueva esfera económica, el sector industrial. Y así sucedió el posterior paso al sector servicos. Pasamos de la industria a los trabajadores prestadores de servicios. Y si aumentan el número de máquinas o el número de tecnología lo único que puede significar eso es una oportunidad nueva, una re-colocación de las esferas humanas de capital. Además esas nuevas empresas, por ejemplo: la empresa fabricante de tractores necesita de personas, no máquinas, sino personas para llevar a cabo la organización empresarial, para llevar a cabo la fabricación de la máquina, ensamblar las piezas...


Pues tras todos estos argumentos el Ludismo y toda reminiscencia del mismo debe quedar totalmente erradicada y son solo afloramientos de analfabetismo económico tal y como a demostrado en este artículo.


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2 comentarios:

  1. Pues no es raro encontrarlos, la verdad. El último que me encontré (al que veo habitualmente) tenia la teoría algo más elaborada(tal vez porque trabaja en un banco y tiene miedo a que el cajero automático le eche)... que la máquina cotizase a la S.S. como un trabajador y que pagase rentas a quienes ha quitado -según él- el trabajo. Toma castaña.

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  2. lo peor de todo es que forman un conglomerado social muy grande y con grandes grupos de presión, creando una idea fija y latente en la mayoría de la población. desde este blog combatiremos contra todos ellos con el mejor don, el del pensamiento racional y la demostración a partir de teoría y más teorías. un saludo!

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